por Diogo Canteras - Founding Partner, HotelInvest

El sector hotelero es dinámico y está influenciado por ciclos económicos, la competencia y los cambios en las preferencias de los consumidores. Invertir en hoteles requiere planificación estratégica, gestión activa y una comprensión profunda de las variables que impactan su rentabilidad. El éxito depende de comprar en el momento adecuado y de contar con una estructura de capital equilibrada, evitando una excesiva apalancamiento que aumente los riesgos en períodos de baja demanda. La decisión de construir debe estar alineada con el ciclo económico para evitar la saturación del mercado.

La evaluación de la inversión no debe basarse únicamente en la tasa de capitalización (cap rate), ya que esta refleja el mercado y las tasas de interés. La liquidez del activo varía según la ubicación y el tipo de hotel. El dominio de las grandes cadenas ha crecido, lo que incrementa los costos operativos y reduce la autonomía de los propietarios. Los programas de fidelización y las plataformas digitales, como las OTAs, elevan los costos de adquisición de clientes y presionan la rentabilidad.

La tecnología y los nuevos perfiles de viajeros están transformando el sector. Los millennials y la Generación Z buscan experiencias auténticas y sostenibles, mientras crece el número de mujeres que viajan por negocios. Alternativas como Airbnb aumentan la competencia. El sector enfrenta procesos de consolidación, altos costos laborales y tasas de interés elevadas. Para garantizar retornos sostenibles, los inversionistas deben estar atentos a las tendencias, optimizar las operaciones y adoptar estrategias adaptables.